Don Alfonso N. era un hombre fornido y curtido por el arduo trabajo del campo. Rondaba los 50 años. Apenas sabía leer y escribir, pero gracias a su perseverancia había logrado adquirir unas doscientas manzanas de terreno, cultivados con el mejor café de la zona.
Su infancia y juventud habían sido difíciles: antes de cumplir los 3 años de edad, sus padres habían muerto por causa de la guerra, por lo que fue criado por su tía Graciela – “la mamá Chela” como le llamaba cariñosamente – quien se comportó siempre como una verdadera madre con él.
Cumplidos los 17 años, se enredó sentimentalmente con una muchacha del pueblo, bonita pero extremadamente coqueta, con quien se casó a los pocos meses de conocer. Ella terminó traicionándole dos años después de la boda, con un marinero borracho y vividor, por lo que se separó de ella – pero de hecho – pues era tan testaruda y caprichosa que nunca permitió el divorcio, y aprovechaba su condición de “casada” para ir a inscribir a los hijos que concebía con su amante, como propios de Don Alfonso.
Traumatizado por la experiencia, Don Alfonso dejó que las cosas continuaran así, sin tomar alguna decisión legal al respecto, y se tardó 20 años en volverse a acompañar, esta vez con una buena mujer que le dio dos hijos preciosos, los cuales por dejadez y exceso de confianza no fueron a inscribir a la Alcaldía del pueblo.
Don Alfonso nunca quiso formalizar su testamento, por más consejos que recibía al respecto, pues como ya habrán podido advertir, era muy indiferente en todas sus cuestiones legales. Unos seis meses antes de cumplir los 60 años de edad, Don Alfonso fue emboscado y muerto por unos asaltantes al interior de su amada hacienda…
Al no haber hecho nunca su testamento, ni formalizado su divorcio, su actual conviviente o compañera de vida junto con sus verdaderos hijos (aunque nunca reconocidos) quedaron en la total miseria, al igual que su anciana “mamá Chela” pues evidentemente no era su verdadera madre.
Toda su propiedad, junto con sus demás bienes y derechos, fueron reclamados por los que legalmente eran su esposa e hijos, quienes ni cortos ni perezosos vendieron aquellos hermosos cafetales, los cuales fueron arrasados por el nuevo propietario, a fin de dar paso a una lotificación para nada “amigable” con el medio ambiente.
Como todo se paga en esta vida, aquel marinero amante de la que fuera legalmente la esposa de Don Alfonso, terminó abandonando a la familia y se embarcó con rumbo desconocido, llevándose – cual botín de pirata – el precio de la venta de los terrenos.
La importancia de hacer su Testamento
Esta es una historia con un triste desenlace que podría estar sucediendo ahora mismo, quizá con otros sujetos o situaciones de la vida. Nos deja varias lecciones:
- Hacer un testamento nos garantiza que, al fallecer, nuestros seres queridos quedarán debidamente protegidos.
- Un testamento define el destino que tendrán nuestros bienes y derechos más preciados, todo acorde a nuestra última voluntad y no por causa del capricho de terceros. Aunque a falta de testamento, la ley prevé quienes deberán sucedernos por causa de muerte, no siempre esta elección será la más acorde a una realidad específica, como vemos en el ejemplo apuntado.
Evitemos que nuestros seres queridos resulten perjudicados o despojados en cuanto al uso, goce y libre disposición de bienes o derechos, derivados de nuestro esfuerzo en vida, por culpa de nuestra falta de previsión, dejadez o irresponsabilidad.
Ninguna persona es capaz de conocer de antemano los años que le restan por vivir, por lo que al dejar plasmada en un testamento su última voluntad antes que suceda dicho evento (imprevisible pero definitivamente seguro), estará protegiendo eficazmente a sus seres queridos y éstos con seguridad se lo agradecerán por el resto de sus días.
Y tú … ¿ ya hiciste tu Testamento?
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CEO y Co-Founder de Serrano Jaime Consultores. Abogado y Notario de El Salvador, Diplomado en Estudios Bíblicos y Teológicos, MBA por FUSAI. Más de 25 años de experiencia asesorando empresas, emprendedores, ONG’s y familias en Derecho Mercantil, Civil y Administrativo, Escrituración y Notariado, así como procesos Sancionatorios, Contenciosos y Constitucionales. En su servicio con ONG’s cristianas, ha impartido cursos de movilización misionera en República Dominicana, Venezuela, Perú y toda Centroamérica. En 2022 junto a su esposa fundó GRANA (Gracia para las Naciones) de la cual es Presidente. Escritor de El Surfista de Dios, diversos artículos legales y otros ensayos teológicos.